Las Flores del Mal - Charles Baudelaire.

Las Flores del Mal es un poemario escrito por Charles Baudelaire en el cual constan 151 poemas escritos en prosa. Este es un libro muy polémico, ha sido censurado en Francia por la crudeza en la que el autor se expresa. Los poemas son tétricos tienen un lenguaje muy poetico y evocan sentimientos negruzcos. Originalmente el autor pensó este libro como una descripción de los pecados capitales  y su nombre reflejaria ello pero, cambió a Flores del mal.

Charles Baudelaire es un poeta francés que en vida tuvo demasiados excesos, una vida polémica llena de oscurantismo y por sobretodo causaba un poco de temor ese estilo de vida. También nombrado el poeta maldito, por la forma de expresión. Simplemente escribía lo que su mente pensaba sin discernir qué tan rudo fuere. Es un representante del simbolismo francés como podemos apreciar en su obra “Les Fleurs du mal”. Tiene influencia de Edgar Allan Poe, a quien tradujo en varias ocasiones.

Muchos de los poemas son muy difíciles de descifrar y poseen en mi opinión un lenguaje muy complejo. Sin embargo este libro marcó su época y dejo un legado para los poetas franceses que abordan estos temas de igual manera. Este libro  marca el comienzo del simbolismo y tiene influencias del romanticismo. Literariamente hablando el autor toma en Alegoria un estilo clásico y su tema se va dirigiendo hacia el amor, las mujeres y las drogas El siguiente es el poema que más me gust porque su contenido a cerca de un romance y la muerte me parece intrigante y a la vez tan vívido que toma la atención del lector.

VI. ALEGORIA

Es hermosa mujer, de buena figura,

que arrastra en el vino su cabellera.

Las garras del amor, los venenos del garito,

todo resbala y se embota en su piel de granito.

Se ríe de la Muerte y desprecia la Lujuria,

y ambas, que todo inmolan a su ferocidad,

han respetado siempre en su juego salvaje,

de ese cuerpo firme y derecho la ruda majestad.

Anda como una diosa y reposa como una sultana;

tiene por el placer una fe mahometana,

y en sus brazos abiertos que llenan sus senos

atrae con la mirada a toda la raza humana.

Ella cree, ella sabe, ¡doncella infecunda!,

necesaria no obstante a la marcha del mundo,

que la belleza del cuerpo es sublime don,

que de toda infamia asegura el perdón.

Ignora el infierno igual que el purgatorio,

y cuando llegue la hora de entrar en la noche negra,

mirará de la Muerte el rostro,

como un recién nacido, sin odio ni remordimiento.